La pobreza, la enfermedad y toda calamidad son parte de la maldición. Nunca te conformes ni la aceptes. Ya Jesús nos rescató de esto. La voluntad de Dios es que vivamos plenamente bendecidos porque ya Jesús nos rescató de toda maldición.
La pobreza, la enfermedad y toda calamidad son parte de la maldición. Nunca te conformes ni la aceptes. Ya Jesús nos rescató de esto. La voluntad de Dios es que vivamos plenamente bendecidos porque ya Jesús nos rescató de toda maldición.